lunes, 10 de mayo de 2010

XIX EPA Colombia: recuerdos y compromisos



Las delegaciones de las regiones afro del país se encontraron el 4 de mayo 2010 en la grande catedral de Barranquilla, para la apertura del XIX Encuentro de Pastoral Afrocolombiana convocado por el Sección de Etnias de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC). A las 4 de la tarde inició la solemne celebración de la misa afro, presidida por el auxiliar msr. Ruiseco, que dio la bienvenida a nombre del arzobispo y  presidente de la CEC, msr. Rubén Salazar, que por causas imprevista estaba ausente. Alrededor de 250 delegados llenaron la inmensa catedral de cantos acompañados por el ritmo de los tambores. Uno de los momentos mas emotivos fue la procesión de la Palabra con danzas y ovaciones.

En los patios contiguos se presentó un acto cultural en que se dramatizaron los sufrimientos y opresión de la esclavitud, revelando la esperanza de un pueblo que ha sabido superar las trabas y dar un aporte fundamental a la costrucción de la Patria, retomando el tema central del EPA: “Afrocolombianas y afrocolombianos en el bicentenario: Iglesia y Estado”.

El 5 de mayo los asistentes se reunieron en la sede de “Lazos de Amor Mariano”, un coliseo cerrado con todo lo esencial para el desarrollo del evento. El doctor Fabio Teodolindo Perea pronunció la ponencia iluminadora del día: “Presencia y aportes del pueblo afrocolombiano en la histroia de Colombia”, insitiendo en el cimarronaje historico-colonial, republicano y actual como pensamiento afro.

Fue un sintetico recorrido a traves de personalidades afro o relacionadas con su historia, desde Domingo Benkos Biohó, de la Costa Atlántica, el rey Barule, que fundó el primer palenque en la costa pacifica (1727), y los cimarrones de Cartago y Pereira (1785), hasta al cimarrón Carlos Quinto Abadía que en la zona del Baudó enfrentó y le ganó a varias expediciones españolas. Resaltó el aporte afro en la independencia desde los primeros pasos de la revolucion bolivariana en Venezuela, al apoyo del general Petión de Haití, la ley de libertad de vientres, hasta la manumisión definitiva en 1851 por el general José Hilario López.  Subrayó que los ‘nuevos’ ciudadanos fueron utilizados por liberales y conservadores hasta en sus luchas internas.  Cuando la esclavitud se volvió poco rentable, denunció el hecho de que con la libertad fueron indemnizados los esclavizadores, que lanzaron a la calle los esclavizados sin nada, siendo considerados ciudadanos de segunda categoría.

A pesar de todo marcaron el pensamiento colombiano; es suficiente recordar a poetas como Candelario Obeso (+1874), o políticos como Luis Antonio Robles Suárez, primer afro en el parlamento, nacido en La Guajira. Cuando le gritaron ‘Se oscureció el Congreso”, contestó bravamente “pero se iluminan las mentes”. Otros grandes se destacaron en la educación, como Diego Luis Córdoba, o Pambelé en el deporte. Resaltó sobre todo el pensamiento actual del cimarronismo contemporáneo, las luchas por la nueva Constitución y la Ley 70, hasta las organizaciones afro que hacen presencia a todo nivel. Pero la realidad de los afrocolombianos todavía es de marginación y exclusión. En 2009 el informe de la ONU sobre discriminación racial en Colombia afirma constantemente la grave situación de las comunidades afro.

Celebrar el bicentenario para los afro es reclamar reconocimeinto con acciones positivas. Los grupos de trabajo profundizaron el tema a lo largo del dia.

El 6 de mayo se realizó un foro sobre la realidad afro y propuestas. La profesora Betty Ruth Lozano, de la Universidad del Valle, cuestionó la acción del estado colombiano y de la Iglesia, reconociendo los pasos dados, pero solicitando que, por lo menos, se llegue a nombrar una comisión para las reparaciones a un pueblo que fue explotado y todavía en su mayoría vive marginado y excluido.

El p. Neil Quejada Mena, por su parte, el 7 de mayo lanzó el tema de la solidaridad en las mismas comunidades afro, recordando lo que se dijo en el encuentro de Panamá (2009): la Pastoral Afro no es tanto una actividad, sino un camino de experiencia de Jesús, que está con el pueblo, vive su vida y lo llama a un compromiso solidario. En concreto solicitó el aporte para Haití de parte de cada delegación.  Presentó las actividades realizadas por CEPAC y las gestiones que realizan, sobre todo en el campo educacional, con miras a un centro de estudios étnicos.

En el encuentro se dio mucho espacio a la oración de la mañana, muy creativa y alegre, en particular en las eucaristías, que cada delegacion animó con especial esmero y sabor afro.

El XIX EPA Nacional despertó interés por la historia de los afro, en particular en lo regional; invitó a profundizar en los acontecimientos protagonizados por las figuras afro. Reanimó a los delegados para un nuevo empuje de la Pastoral Afrocolombiana para el bien de la Iglesia y de la sociedad; concretó iniciativas en el bicentenario, en particular durante el mes de mayo dedicado a la Afrocolombianidad.

RS


sábado, 8 de mayo de 2010

Manifiesto del XIX EPA Colombia - Barranquilla 2010


L@s agentes de pastoral afro católic@s, la Sección de Etnias de la Conferencia Episcopal, el Centro de Pastoral Afrocolombiana y las delegaciones de las diócesis de Apartadó, Bogotá, Barranquilla, Buenaventura, Cali, Cartagena, Guapi, Sincelejo, Medellín, Ocaña, Villavicencio, Popayán, Quibdó, Tumaco, Valledupar, integrantes de la Pastoral Afrocolombiana, nos reunimos en Barranquilla, los días 4 al 8 de mayo de 2010 en el XIX Encuentro de Pastoral Afrocolombiana. Nos acompañaron los obispos de Quibdó y Buenaventura, delegaciones de Pastoral Afro de Venezuela y Ecuador, de congregaciones religiosas: combonianos, de la Consolata, carmelitas, claretianos, franciscanos, jesuitas, verbitas, lauritas, de la Presentación, franciscanas de Jesús y María y otras, junto a varias organizaciones afro de apoyo, para conmemorar el bicentenario de la independencia de Colombia.
Con corazón y mente despiertos, examinamos las realidades históricas que presenta hasta hoy nuestra población afrocolombiana, con 200 años de presencia y resistencia en el país.
Consideramos las orientaciones de la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe de 2007 en Aparecida, Brasil, de ser “discípulos misioneros de Cristo para que nuestros pueblos en Él tengan vida”:
Reconocemos los avances positivos logrados en el proceso de integración en la constitución del 91, pero somos conscientes de que muchos problemas quedan por solucionar.
Vemos con alegría que en nuestros pueblos crece la conciencia de la necesidad de un cambio radical de actitudes y comportamientos liberadores; se acepta poco a poco el hecho de la unidad como un bien que nos enriquece a todos y no sólo como un peligro o una amenaza; se rechaza de forma general la violencia, sobre todo en tantas familias tocadas por la muerte; hay un anhelo cada vez más extendido de reconciliación y de paz.
Celebramos la abundante actividad de los afrodescendientes del Caribe, su activa participación, su trabajo en la inculturación de la liturgia, sus anhelos de intercambiar experiencias con otras regiones y superar la identidad parcial que invisibiliza lo afro dentro de lo costeño.
Apoyamos el trabajo diligente de las mujeres afro para recuperar sus aportes en las luchas de independencia y en contra del racismo y el machismo, y el ánimo de l@s jóvenes de generar estructuras más justas, inclusivas y dinámicas.
En la conmemoración del bicentenario de la independencia de Colombia y a 8 años del crimen de lesa humanidad perpetrado en Bojayá, los afrocolombianos:

MANIFESTAMOS

Que como Iglesia hemos revisar los planes de evangelización, despojarnos de legados coloniales prejuiciosos y volver a las fuentes vivas de las semillas del Evangelio, presentes en las culturas afro. Que la evangelización sea para la liberación integral y no para la postración y la alienación humanas. Llevamos más de 500 años de evangelización y en nuestro país el pueblo afro aun es el más pobre entre los pobres.

L@s afrocolombian@s somos conscientes de que, dentro de un estado social de derecho, priman las comunidades y que, si se va hacer un cambio de Estado con el pueblo afro, debemos prepararnos: somos l@s afrodescendientes los que hemos de liderarlo.

Rechazamos:

Toda forma de violencia en nuestros territorios.

Una historia nacional oficial que deja por fuera el legado y el protagonismo afro.

Una educación al servicio del poder egoísta de gobiernos de turno y que, de manera descontextualizada, se impone en nuestras tierras.

Unos medios de comunicación que invisibilizan a los afro y a todos los empobrecidos.

Exigimos:

Al episcopado católico una reforma en los planes de educación en los seminarios mayores que incluya la valoración de las espiritualidades de los pueblos y hacer real la inculturación o diálogo entre Evangelio y culturas. Buscamos formar pastores según el corazón de Dios, que amen y respeten las tradiciones de los pueblos afro.

Al gobierno nacional:

Llevar a cabo acciones judiciales contra instituciones educativas, públicas y privadas, que no han puesto en marcha la etnoeducación, la Cátedra de Estudios Afrocolombianos y la apertura eficaz para los afrocolombianos en sus claustros. La educación ha de ser para hacer real la constitución nacional sin desconocer la especificidad de cada región.

La titulación colectiva del territorio y la aplicación de la consulta previa en nuestros territorios ancestrales.

La implementación completa de la ley 70 de 1993 y el derecho a vivir y ser felices en nuestras tierras.

Nos comprometemos a:

Proseguir la construcción de un país de tod@s y para tod@s: incluyente, amable, orgulloso de su multietnicidad y pluriculturalidad; que surja de un proyecto de nación que reconozca con dignidad las raíces de su pasado.

Continuar la promoción de la cultura diferencial en la vida y en la fe, como única opción que nos hará libres en un mundo que agoniza en la muerte, el deterioro y la corrupción.

Promover la defensa de los menos favorecidos dentro de los más desfavorecidos como son las mujeres, los niños y los ancianos.

Estar atentos a las orientaciones donde el episcopado promueve el reconocimiento de las semillas del Verbo que los afrocolombianos aportamos a la Iglesia.

Buscar alternativas colectivas para enfrentar el hambre, el desempleo estructural, los negocios ilícitos, la prostitución y el consumo de sustancias psicoactivas, como factores que deterioran nuestra condición humana física y espiritual.

Mantener nuestras manos y nuestros corazones abiertos para todo aquel que nos necesite, sin exclusión de edad, etnia y condición social, política o religiosa.

Caminar al lado de las organizaciones afrocolombianas, acompañar sus procesos y a buscar juntos el mejoramiento de la calidad de vida de las personas y sus familias.

Animar, en cada corazón, la semilla de Cristo resucitado como mensajero del Padre de una nueva vida.


Dado en Barranquilla el 8 de mayo de 2010