El p. Rafael Savoia, misionero comboniano, presentó en el I Encuentro de Pastoral Afro e Indígena de Bogotá (EPAI 2011) una conferencia sobre la historia de la Pastoral Afrocolombiana en Bogotá. Documentos en mano, demostró que la Pastoral inició mucho antes de lo que muchos reconocen o esperan.
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Apuntes sobre
la Pastoral Afro en Bogotá
No es fácil trazar líneas de Pastoral Afro en
Bogotá; no disponemos de toda la documentación sobre el camino realizado. Intentamos dar una idea.
I) Bogotá es la quinta parte de Colombia, tiene alrededor
de 8 millones de habitantes y es el reflejo del País: multiétnico y
pluricultural. Algunas organizaciones
afro afirman que sólo los afrodescendientes bordearían el millón. ¿Por qué tantos y de dónde vienen? Aparte de las
motivaciones de cada migrante, como buscar una vida mejor, una educación de
calidad, atención médica más avanzada, sin duda alguna una de las causas
principales es el desplazamiento forzado.
Este fenómeno se ha interesado en sus lugares de origen, como el litoral
pacífico, desde Quibdó hasta Tumaco, sin olvidar otras áreas de conflicto, como
el Golfo de Urabá, donde se han enquistado las fuerzas ilegales de las FARC y las
AUC, entre otras. Según estudios
recientes corresponden a zonas con considerables riquezas mineras y forestales.
El desplazado tiene una vida dura en un contexto
extraño, sin techo, sin trabajo, sin las habituales relaciones familiares y
sociales, sin conocer la estructura, los sitos y las personas de las
instituciones estatales, municipales y privadas, que actúan en el territorio,
que siempre exigen tiempos largos, si es que algo se puede conseguir. Los pocos familiares o amigos, después de
unos días, se vuelven problemáticos: no pueden aguantar por mucho tiempo la
presencia de otras personas que complican la vida, ya de por sí complicada, en
los barrios periféricos de la ciudad. Los
afro, desplazados o no, se cuentan entre los más vulnerables junto a los
indígenas, en especial niñas, niños, mujeres y jóvenes. La pobreza, la miseria atañen a los
afrocolombianos desde la época de la esclavitud y la posterior manumisión,
sobre todo en el contexto urbano, donde se les marginaliza y excluye.
Los primeros lugares donde buscan auxilios
puntuales para alimentación, trabajo, educación y defensa de sus Derechos Humanos,
incluyen la Pastoral Social de la Iglesia católica y de otras denominaciones
religiosas; estas instituciones también les ofrecen servicios religiosos. Predomina todavía el catolicismo, en especial
en relación a los sacramentos de la primera comunión, la confirmación y en general
los de la religiosidad popular que cada cual vive a su manera. Si no, estaría desarticulada por la falta de
ancianos y de una 'familia extensa' igual a la del lugar de origen. 'Perdidos' en el nuevo ambiente, a los afro se
les incentiva a experimentar con más facilidad las nuevas propuestas de los
pastores que trabajan en los locales de barrio; ahí funcionan pequeñas iglesias
que ofrecen una atención más personalizada y cercana.
II) ¿Qué ha hecho y hace la Iglesia católica en
Bogotá para acompañar al pueblo afro y presentarle a Cristo muerto y resucitado
de forma inculturada?
Es significativo que, en las cuatro diócesis
establecidas en la ciudad, ni una, hasta el presente, cuente con un encargado
oficial de Pastoral Afro. Esta misión se
le ha confiado a la iniciativa de personas de buena voluntad o a organizaciones
religiosas, como la Conferencia de Religiosos de Colombia, CRC. No siempre se les ha favorecido; a menudo han
sufrido incomprensiones, críticas y hasta obstáculos. Pero, cuando las cosas son de Dios, se
realizan.
III) Historia. Los primeros en dar atención específica a los
grupos afro en Bogotá incluyeron a José, misionero del Verbo Divino, que
promovió y acompañó grupos de mujeres afrodescendientes, creó la Fundación de Vida
y con otros elaboró materiales de concientización sobre temas como la historia
afro. Los misioneros de la Consolata se
sumaron a esta labor, iniciaron y continúan en Britalia y otros sectores de la
ciudad. La CRC aceptó la invitación del
obispo de Soacha para dar atención a Altos de Cazuca. Una comisión se hizo cargo de la atención particular
a los afrocolombianos del sector y formaron grupos de adultos y de jóvenes que
perduran hasta hoy. Los misioneros combonianos
y las misioneras combonianas, desde los 90 tomaron como suya la opción por el
pueblo afro, según su carisma. los
laicos misioneros combonianos tienen presencia en Bogotá en la Localidad de Bosa,
también en Ciudad Bolívar y en Suba, en el barrio Lisboa, gracias a la
colaboración de los hermanos combonianos.
IV) La Corporación Centro de Pastoral
Afrocolombiana, CEPAC, en línea con el equipo de Pastoral Afro de la CRC, tomo
como objetivo general apoyar a la Iglesia en Bogotá; busca que tome conciencia
y asuma la realidad de la presencia del pueblo afrocolombiano como una urgencia
pastoral de la Iglesia católica en América Latina. Al mismo tiempo acompaña a la comunidad afro
residente en el Distrito Capital, para que asuma su historia, la viva y celebre
con expresiones culturales propias; esto incluye la ejecución de celebraciones
eucarísticas y otros sacramentos, desde la situación en que se encuentran.
El proceso de Pastoral Afro en Bogotá se ha ido
afirmando desde los primeros años del nuevo milenio, no quiere ser proselitista
ni limitarse a lo estrictamente religioso, estamos convencidos de que “es
necesario el auto-reconocimiento, la autoafirmación y la identidad cultural de
los pueblos afrodescendientes para vivir la interculturalidad".
V) La Pastoral
Afro ha contribuido, en las últimas décadas, a dar visibilidad al pueblo afro,
a su concientización e integración y "a valorar su rico patrimonio
espiritual", con miras a formar "comunidades eclesiales con rostro
negro". El mismo Juan Pablo II lo
sugirió en el Mensaje a los afroamericanos
(1992), que alaben a Dios con su estilo y cultura que se expresa en las
eucaristías afro y las fiestas patronales.
Naturalmente, hay que formar líderes y llamarlos
a ser protagonistas; ofrecer talleres para jóvenes, en especial a los
estudiantes; acompañar a las comunidades cristianas negras y fortalecer el
movimiento negro, para que tenga también influencia en las toma de decisiones
socio-políticas.
VI) a. Dificultades no han faltado. Una es el débil apoyo de la Iglesia local: no
existe hasta ahora un delegado diocesano de Pastoral Afro o Indígena, por la
falta de personal dedicado a trabajar con los grupos étnicos de la ciudad. La pastoral Afro comenzó como con un equipo
ambulante; trataba de colaborarle a una población flotante e inestable. La falta de una reflexión sistemática,
materiales sede permanente y recursos no favoreció la integración del equipo ni
las actividades con los grupos afro de los barrios.
b. Hay esperanzas. La Iglesia local se empieza a
interesar más en la Pastoral Afro; la motivan la Sección de Etnias de la Conferencia
Episcopal y los miembros de la CEPAC en Bogotá. Una mayor apertura a la reflexión y la formación
de agentes de Pastoral se da en la actualidad; se siguen diplomados y otros
estudios académicos, con especial atención a los temas afro. Hay solicitudes de celebraciones afro en
algunas parroquias en barrios como Lisboa, Britalia, Caracolí, sin olvidar el
interés de algunas universidades. El
apoyo de la Conferencia de Religiosos de Colombia es más efectivo y organizado;
se colabora con organizaciones afro, como la Conferencia Nacional de
Organizaciones Afro, CNOA, y otras ONG.
Constatamos que existen relaciones humanas cada día más fuertes entre
los equipos de Pastoral Afro y la gente: se aprecia su acogida, amistad y confianza;
se les ve enfrentar los interrogantes fundamentales de la vida y buscar el
sentido profundo de los acontecimientos que involucran a los afro; se lo hace
desde una perspectiva de fe y de servicio a la causa afro y al Reino de Dios,
presente donde hay hombres y mujeres de buena voluntad.
Rafael Savoia mccj
Junio 11 de 2011
Rafael Savoia mccj
Junio 11 de 2011